sábado, 17 de mayo de 2014

Microrrelato nº 58: Ninfa

     Dentro sólo tengo cenizas, decía mamá con la boca seca. Por entonces ya ni salía a la calle. Se arrastraba por la casa devorando Palo Santo. Dormía y engordaba. Una mañana, la policía se llevó a papá y ella se ahorcó de la lámpara del comedor.  Y ahí se quedó, endureciéndose. Cuando eclosionó hubo cenizas por todas partes. La mujer que salió de dentro tiene la sonrisa como galletas recién horneadas. Estamos tan contentos de tenerla en casa, que casi ni nos fijamos en las alitas de polilla que le asoman por la nuca.

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